Frutos secos, su importancia en la dieta

Los frutos secos son un grupo de frutos con características sensoriales y nutritivas similares. Dentro de este grupo están las almendras, nueces, avellanas, piñones, pistachos, al igual que los cacahuetes, las pipas de girasol y las castañas.

Estos alimentos son energéticos y oleaginosos, es decir que contienen gran cantidad de grasas, sin embargo estas grasas son saludables (ácidos grasos insaturados), ayudando a mantener el colesterol en su valor adecuado. Además los frutos secos en general contienen proteínas similares a las legumbres, es decir que son de alto valor biológico. Por otra parte, los frutos secos aportan fibras y son ricos en minerales como son el fósforo, el calcio, el cobre, el selenio, el hierro y el magnesio, es decir que son básicos para el buen funcionamiento corporal. Y a nivel de vitaminas son ricos en vitamina E y en vitaminas del complejo B.

Los frutos secos son ideales en personas que están estudiando, o que tienen colesterol o que tienen alguna enfermedad cardiovascular o en mujeres que necesitan un buen aporte de calcio, en personas con anemia. Incluso los frutos secos en cantidades moderadas ayudan a evitar los procesos de inflamación en el cuerpo y hay quien dice que son buenos afrodisíacos.

Estos alimentos son valorados en la dieta mediterránea, en la que recomiendan un consumo entre 3 a 7 raciones por semana de aproximadamente 20 g. Es por esto que un puñado de frutos secos (no fritos) asegura estar saludable y a la vez disfrutar de su gran sabor.